Llegó Froome a Cuenca sonriente, vestido de rojo y lleno de energía tras una jornada tranquila – ¡por fin! dirían muchos – en el pelotón. El británico superó un día donde Jetse Bol, en fuga y rozando el rojo por segunda vez en esta Vuelta, fue su única preocupación. Una preocupación que no le impidió disfrutar de los paisajes conquenses y admirar una ciudad maravillosa que recibió con los brazos abiertos la tregua de los favoritos. Por delante, Mohoric dejó con el molde a sus compañeros de aventura y sobre todo a los corredores españoles que siguen faltos de victorias. Este fin de semana la historia será diferente. Esperemos que también para los nuestros.
La Vuelta se empina y lo hace con dos de sus finales más característicos en los últimos años. Xorret de Catí es el primero y aunque no se pueda considerar un final en alto – hay tres kilómetros casi de descenso hasta meta – seguro que hace sudar y mucho a todos los favoritos. Más de lo mismo pasará el domingo en Cumbres del Sol, esa urbanización donde Tom Dumoulin empezó a gritar al mundo que valía para ganar una gran Vuelta. Esta se la quiere llevar Froome y visto lo visto tendrá en Alberto Contador un gran aliado en las dos próximas jornadas.

Contador sabe que no va a ganar esta Vuelta Ciclista a España. Andorra cavó su tumba en la general y con una media sonrisa responde ante los periodistas que irá decidiendo su papel cada día (sí, amigos, hace tiempo que el cholismo ha contagiado a todos los ciclistas). Lo que está claro es que el pódium puede ser un objetivo realista y este fin de semana tiene terreno para robar tiempo a sus rivales. Froome sabe que Contador es una buena rueda a seguir para ganar por fin la Vuelta Ciclista a España. El británico no necesita más ventaja – gracias al comodín de la crono – pero el de Pinto propició el movimiento decisivo que le dejó sin rojo hace un año. Quizás, es por eso que afirma que le preocupa.
La primera semana de la Vuelta ya nos ha dejado muchas respuestas. La fundamental es que sobran ganas y faltan fuerzas, como se comprobó el jueves en un Garbí que dejó al descubierto las vergüenzas de muchos. Contador fue valiente durante la subida, aunque pocos entendieron su apuesta por desgastarse en el llano. Esta Vuelta es demasiado larga – ¡que queda el Angliru! – como para gastar fuerzas de forma innecesaria. Froome lo sabe y por eso una vez más dominó con su actitud la carrera. Cosas del Sky, que quiere mandar en todas las situaciones.

Si Contador simboliza el epílogo del ciclismo español en esta Vuelta, el prólogo se lo podríamos poner a los dos jóvenes del equipo Quick-Step: Enric Mas y David de la Cruz. El primero dejó su sello el jueves, justamente el peor día en carrera de David de la Cruz, el hombre de la general de los belgas. En Cuenca David estaba tranquilo, de hecho no tuvo problema en quedarse mucho tiempo atendiendo los medios. No le importan demasiado los focos y no tiene problema en apuntarse al carro del «partido a partido». Conoce los finales del fin de semana, pero todos – eso dice – van con lo justo. Quizás, en Xorret de Catí o Cumbres del Sol prefiere que hablen las piernas. Esas que sueña con situar lo más cerca posible de un pódium antes de ponerse al servicio de la dictadura del Sky.
Son pequeñas reflexiones y pinceladas de una primera semana que nos ha divertido todos los días. Alternativas, fugas de nivel y los favoritos en alerta, excepto en la última jornada. El fin de semana más made in Vuelta de toda la Vuelta coronará la carrera antes del primer día de descanso. Pase lo que pase, los corredores dormirán el lunes con unas diferencias exiguas y con todo en juego. Eso es la Vuelta y ya sabíamos a lo que veníamos. Así es esta carrera que con su modelo y convicción está triunfando por encima del resto este año. ¿Y saben de quién es la culpa? De los ciclistas.