Acabaron su trabajo con éxito, saludaron al público que los aclamaba y sonrieron para las fotos del podio mientras se chocaban la mano. Era un día más en la oficina, o eso podía parecer. Ya en casa se intercambiaron unos tweets felicitándose y se dejaron querer por su jefe mientras se recuperaban del esfuerzo. Mientras, el calor seguía sin dar tregua y los atascos de la operación salida se iban apoderando de las carreteras. Fue un día más de verano, otra tarde cualquiera, una nueva jornada donde el equipo Sky volvía a dominar en el universo del ciclismo.
Michal Kwiatkowski y Mikel Landa fueron los dos mejores gregarios de Froome en el Tour de Francia. Ahora, liberados de la Vuelta, tienen tiempo para el esparcimiento y para el lucimiento de su maillot – otra vez negro – en las carreteras. La Clásica de San Sebastián sirvió para despedirnos de Haimar Zubeldia y también para asegurar que el Sky sigue siendo el mejor equipo del mundo. Sus dos mejores hombres entraron en el corte decisivo y Mikel Landa secó todos los ataques para que el ganador de la Milán-San Remo se llevara la victoria final. Era el día de Kwiato, un hombre que lleva una temporada excelsa y que podría coronar en Bergen. Por su parte, Landa asumirá el control del Sky a partir de este martes en la Vuelta a Burgos. Será una de las últimas veces que veamos al alavés vestido con los colores de Sky, un equipo que ya peina el mercado pensando en renovar su equipo para 2018.

La Vuelta a Burgos nos servirá para hacer una bonita labor de scouting en todos los sentidos. Es el momento de buscar rivales y alicientes de cara a una Vuelta Ciclista a España donde todo lo que no sea una victoria de Chris Froome será una sorpresa. El británico lleva encaprichado con esta carrera desde 2011 y este año ha realizado una preparación diferente para buscar llegar mejor tras el Tour. El año pasado una fuga maestra de Quintana y Contador le costó la carrera, por lo que viene con más ganas que nunca. No hay que ser muy inteligente para saber que su equipo también.

Burgos también nos servirá para descubrir el Picón Blanco, un final inédito y que podría aparecer en el futuro en la Vuelta. Sus 9 km de ascensión tienen una media del 9%, pero esconden rampas de hasta el 19%. Picón Blanco emergerá en el ecuador de la carrera, dando más variedad a la montaña y haciendo que no todo quede en manos de las Lagunas de Neila que – como siempre – decidirán la carrera el sábado. Son dos jornadas de montaña que servirán para testar a muchos de los escaladores de la Vuelta, como por ejemplo los dos jóvenes líderes del Movistar: Marc Soler y Rubén Fernández.
El espectáculo – del 1 al 5 de agosto – podremos seguirlo en Teledeporte y es solo uno de los platos del menú ciclista de la semana que se completan en Polonia y en los Europeos. Sin embargo, Burgos tiene muchos alicientes que servirán para quitarnos el mono del Tour de Francia y empezar a atisbar alguna pincelada de lo que podrá ser la tercera y última grande del año: la Vuelta Ciclista a España.