Era un tarde cualquiera de un verano cualquiera. La ola de calor no remitía y el ventilador no tenía la fuerza suficiente para hacernos olvidar esa siesta tan soñada. El tenis pedía paso, aunque el mejor plan era admirar todavía un poco más en medio de la ensoñación a un ciclista como Thomas De Gendt. Él marcaba el paso de una etapa tranquila, sin sobresaltos, con una aventura que todos sabíamos que no iba a llegar a ningún lado. Hasta que de repente sonó el despertador, se acabó la aventura del belga y los favoritos ponían las orejas tiesas. El ritmo era brutal, tanto que no permitía encontrar vislumbrar por ningún lado al maillot amarillo de la carrera. ¿Dónde estaba Fabio Aru? El italiano estaba perdido en el fondo del pelotón, abandonado por sus compañeros y lamentándose de un descuido que le hizo mandar a la basura toda la renta ganada a pulso en los Pirineos. Eso también es el Tour, la carrera de fondo donde no te puedes despistar ni un solo día.

En Rodez eran pocos los que podían sonreír. Era una cuestión de esfuerzo y también de recuento de daños, esos que el equipo Sky ha vuelto a minimizar al máximo. Hablaba Froome – otra vez de amarillo – de lo importante que había sido Michal Kwiatkowski en una llegada como la de hoy. Probablemente el polaco podría haberle peleado la victoria hoy a Matthews si corriera con otro maillot, pero esas cosas son las que diferencian al Sky del resto de equipos mortales. La supuesta crisis de los Pirineos está superada y además con Mikel Landa como una bala en la recámara perfecta para la última semana.
En la otra cara está Fabio Aru, un hombre que quizás ha pecado de inexperiencia en una jornada como la de hoy. El italiano no ha querido poner excusas, pero no tiene que ser fácil eso de pelear la posición prácticamente sin ayuda durante todo el día. El Astana está bajo mínimos y el italiano nunca se ha visto tan solo en una carrera tan importante. Probablemente tuviera el mejor equipo en su Vuelta triunfadora, la de 2015, no como esta vez que le ha tocado bailar con la más fea. Visto lo visto, AG2R y Sky le pueden hacer mucho daño en lo que queda de carrera.
A falta de un milagro en el Macizo Central cuatro hombres llegarán a la última jornada de descanso en menos de un minuto. Eso es lo que nos ha deparado este recorrido de la Grande Boucle y la versión más terrenal de Froome de los últimos años. Quizás, el británico no se vaya a dormir tan tranquilo durante todo este Tour, pero la bala en la recámara de la contrarreloj es algo que no se nos puede olvidar. Tampoco, la de disponer de un equipo perfecto para todas las situaciones, incluidos los finales nerviosos como el de hoy.
De cara a la tercera semana tres hombres volverán a ser clave para Froome. Uno es Kwiatkowski, quizás el mejor gregario en todos los terrenos de este Tour. El otro es Mikel Nieve, un corredor que acaba de lujo las grandes vueltas y tiene la capacidad de destrozar en montaña a muchos favorito. El último es Mikel Landa, que tendrá menos opciones de aventuras individuales una vez que su equipo ha recuperado el amarillo. El alavés es el hombre que mejor ha subido en este Tour, pero tendrá que plegar sus opciones en favor de Froome si fuera necesario. Así será la tercera semana de Landa, el hombre con piernas pero sin galones, algo que sabe a la perfección desde que firmó su contrato con el dream team del ciclismo llamado Sky.