La rutina nos hace olvidarlo todo. Nos acuna, nos marca el ritmo y suele acabar haciendo que dejemos de lado las cosas importantes. Las páginas del calendario vuelan, mientras los acontecimientos se suceden en una película de esas en la que no suelen pasar cosas demasiado extraordinarias. Reímos, lloramos y sentimos. Sobre todo, sentimos, mientras el tiempo siempre acaba teniendo prisa. Hasta que de repente, un día, un dato acaba por sobrecogernos. Un número que hace cambiar nuestra mirada y darnos cuenta de que las cosas están muy mal. Y es entonces cuando la rutina se va a la mierda y aparece la preocupación.
Esa mañana repasaba alegremente los datos previos del Tour. Enviados especiales, cámaras, despliegue técnico de otro planea…..cifras que no me decían demasiado, teniendo en cuenta la magnitud de la carrera más grande del deporte más maravilloso. Hasta que me puse a repasar la participación y me encontré con el pobre dato de 13 españoles en la rampa de salida del próximo sábado. Entonces llego el bajón, el mínimo histórico, la cifra más baja de nuestro ciclismo en la Grande Boucle desde año 1983. Exactamente igual que antes de la época gloriosa, la que debía colocar a nuestros ciclistas en el escaparate global para siempre. A pesar de los brotes verdes – que los hay, y muchos – la situación de los ciclistas españoles es bastante preocupante.

Lo es por la falta de estructuras que les permitan llegar a la élite. Recuerdo que el año pasado, durante la Vuelta, en todos los corrillos nos quejábamos de otro frío dato. Por primera vez en la carrera de casa había más corredores franceses que nacionales. Así se pusieron las botas, así se llevaron esas etapas que en otros tiempos siempre se acababa adjudicando la clase media española. Un verano después la situación no ha mejorado y los pequeños proyectos se siguen quedando a medias sin poder llegar a conseguir el gran objetivo: otro equipo español profesional en el World Tour que acompañe a Movistar.
Parece difícil que el ciclismo español alcance las cifras de los años gloriosos, como en el 2003 cuando 44 ciclistas patrios tomaban la salida en la Grande Boucle, pero la situación podría mejorar poco a poco se produce el anunciado paso adelante del Murias Team. Esa sería una gran noticia para el pelotón español, cargado de muchísimo talento que acaba casi siempre con las alas cortadas.

Son 13 los ciclistas españoles que tomarán la salida del Tour este sábado. Ese es el dato, el frío dato, ya que las sensaciones nos dicen que ellos tienen mucho que hacer y darán mucho que hablar a lo largo de las próximas tres semanas. Alguno parte como candidato a la general, otros a llevarse etapas y todos trabajarán para a estar a la altura de una carrera como el Tour. Ellos nos harán olvidar los números y soñar con sus hazañas en la carretera. Porque vuelve la maravillosa rutina del verano, la de las tardes ocupadas con las bicicletas en la tele, esas donde parece que no puede existir nada malo. Esas donde este año no olvidaremos una sensación cada vez que pensemos en el futuro del pelotón español: la preocupación.
Creo que la necesidad que tiene España, más allá de un equipo World Tour (que evidentemente también sería positivo), es una estructura mucho más firme. Sólo un equipo WT (Movistar) pero también sólo un equipo PC (Caja Rural) y un sólo Continental (Murias y su esperado salto el próximo año). Después otros equipos sin estructura y con mayores problemas a cada año que pasa: véase el ejemplo de la temporada tan reducida que está gestionando Burgos este año. Una lástima que muchos sigan apostando por traer etapas de la Vuelta a sus municipios en vez de apostar por el ciclismo de base y de formación.
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