Un Giro en tulipán

A los organizadores del Giro no se les borra la sonrisa. La llevan instalada desde hace unos días y todavía este lunes están en la obligación de desayunar con ella. Les durará más jornadas, tantas como quieran, mientras recuerdan esa genial idea de recuperar las contrarrelojes largas. También, cuando se reafirmen en eso de que el último día de una gran vuelta debe tener competición. Y por supuesto cuando recuerden la última noche, esa donde seis ciclistas soñaban en rosa o con el pódium de Milán, esa que confirmaba que el recorrido había sido un éxito.

Será el Giro de la crono, del apretón, del nuevo Induráin o de la moto que se cargó algunos favoritos antes del BlockHaus. Pero sobre todo será el Giro de Tom Dumoulin, el justo vencedor, el ciclista que ha sido capaz de aprovechar mejor su terreno. Él sí que supo distanciar a sus rivales en la crono, él sí que metió miedo en su especialidad. El mejor contrarrelojista de la generación del 90 ya tiene su primer Giro y además ser convierte en el primer neerlandés en conseguirlo. Después de los gafes varios de los últimos años, en los Países Bajos se vuelve a celebrar una victoria en una gran vuelta 37 años después.

Podium - Eurosport
El pódium del Giro 2017 – @Eurosport

Dumoulin cimentó su victoria en la dos primeras semanas: arrasó donde lo tenía que hacer (en la crono larga) y resistió donde debía (Etna y Blockhaus). Además de propina se coronó en Oropa para demostrar que las subidas cortas y explosivas se le dan bien. También para dar un puñetazo en la mesa y decirle a sus rivales escaladores que no iba a ser tan fácil desbancarlo en la última semana. Esa donde sufrió sin equipo y donde cometió dos errores que casi le cuestan la maglia rosa. El primero se recordará para siempre, con esa llamada de la naturaleza antes de la segunda subida al Stelvio, y el segundo – el más grave – fue un despiste de juvenil que casi le hace perder la carrera al comienzo de la etapa de Piancavallo. Esa que sirvió para coronar a Mikel Landa como el mejor escalador del Giro, y quién sabe que hubiera sido sin esa maldita moto.

Dumoulin: «He estado muy nervioso desde primera hora de la mañana. Sabía que tenía que mantenerme tranquilo, pero era imposible. Tenía buenas piernas y he remontado»

Tras sufrir en el Monte Grappa el sábado y recibir una ayuda impagable de Bob Jungels – de las pocas que ha tenido en el Giro – el holandés se bajó del pódium pero en márgenes asequibles para vestirse rosa en la última crono. Allí cumplió los pronósticos para adjudicarse su primera grande tras sacarle otro minuto y medio a sus principales rivales en su día más importante como ciclista. De largo esta es su mejor victoria y le sirve para quitarse la espina de la Vuelta de hace dos años que se dejó en los puertos de Madrid. El del Sunweb ha demostrado que su futuro puede pasar por el Giro (si sigue apostando por recorridos mixtos con tanta crono) y por la Vuelta (porque también se maneja muy bien en los finales explosivos). Aspirar al Tour, que seguirá programando recorridos montañosos pensando en los franceses, parece todavía un sueño lejano.

La imagen del Giro
La imagen del Giro 2017 y seguramente de toda la temporada ciclista – ©Eurosport

Este también será el Giro del agotamiento, de la eliminación y de los ataques en montaña que no han abierto diferencias. Pinot y Zakarin han sido los que más lo han intentado la última semana, pero ni sus piernas ni sus fuerzas han sido suficientes para alcanzar el pódium. Ese que han completado Quintana y Nibali, dos ciclistas que han llegado vacíos y se han visto superados por un ciclista que les puede hacer mucho en el futuro, sobre todo en el caso de Nairo Quintana. Alguien que te quita esas diferencias en crono y se resiste tan bien en montaña es casi imposible de batir, aunque también debemos decir a favor del colombiano que su preparación no era la de otras veces. El Tour dictará sentencia sobre su verdadero estado de forma y quizás lo veamos con las mejores piernas del año. Algo que sería lógico viendo su encadenación de esfuerzos del año pasado y que sería una utopía pensando en todo lo que ha sufrido estas tres semanas. En cuanto a sus tácticas ofensivas, mejor lo dejamos para un capítulo aparte.

Se cierra el Giro con la sonrisa de Dumoulin, la de Mikel Landa, la de Fernando Gaviria y sobre todo la de los organizadores. También de los aficionados al ciclismo que durante tres semanas hemos estado enganchados a la pantalla. La edición del centenario prometía emociones hasta el final y el recorrido ha permitido que así fuera. Veremos si el Tour mantiene esta suerte de montaña rusa o nos depara otra dictadura del equipo Sky. Cuestiones en el aire que resolverá como siempre la carretera, esa que pone a cada uno en su sitio.

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