¿Quiénes son los esforzados de la ruta?

Se acerca el verano, la época por excelencia del ciclismo y del amor por la bicicleta gracias al Tour de Francia. También, llega el momento de repetir esos términos ciclistas que hemos escuchado desde pequeñitos y que tan felices nos hacen cuando las recordamos. La serpiente multicolor, los demarrajes, el hombre del mazo…condicionantes que nos hacen admirar cada vez un poco más a los llamados “esforzados de la ruta”. Quizás, la palabras más repetida en todas las narraciones radiofónicas durante las tres semanas de la ronda gala.

El año pasado, durante la retransmisión del Tour en Radio Nacional – no hay podcast por motivos ajenos a mi persona – indagamos un poquito en este término y la verdad es que la historia en cuanto menos curiosa. Todo surge en el Tour de 1924, el que se llevó el italiano Ottavio Bottecchia. Hablamos de otro tipo de ciclismo en el que la organización de la carrera no tenía demasiada consideración con sus participantes. Existían muchas sanciones y la gota que colmó el vaso fue una penalización a uno de los corredores con más nombre de aquellos tiempo: Henri Pélissier. Un ciclista francés que defendía el título como campeón del Tour de Francia.

Henri Pélissier
Una postal del Tour de Henr

Pélissier había tirado una prenda abrigo en la calzada y fue pillado por un comisario. La sanción fue importante y el ciclista se quejó amargamente de los dirigentes del Tour encabezados por Henri Desgrange. Otros miembros del pelotón apoyaron su queja y digamos que se rebelaron ante el Tour. La frustación era obvia, pero quién mejor la expresó fue el escritor y periodista Albert Londres. Lo hizo con un artículo donde denunciaba las injusticias que sufrían los corredores, a los que definió como «forçats de la route». “Forçats”, en francés, indica las labores de los presidiarios que sufren trabajos forzosos. Esa frase se haría viral, aunque en la época no sabían que era eso, y definió como nunca la situación del ciclismo en esos años.

La traducción lógica al castellano sería “forzados de la ruta”, pero con el paso de los años la expresión fue degenerando hasta el actual “esforzados”. Menos directo, menos drástico, menos épico que el termino inicial de Albert Londres que significó uno de los mayores elogios al oficio de los ciclistas en toda la historia.

Por eso, cada vez que este verano escuchemos el término “esforzados de la ruta” – que seguro que lo tendremos hasta en la sopa – estará bien recordar por un momento a esos pioneros del ciclismo que corrían por puro amor a la bicicleta en unas condiciones bastante lamentables. Sin contratos estrella y sin mucho más que ganar que la gloria. Una gloria que ha aumentado la leyenda del deporte de los forzados (o esforzados, como prefiráis) de la ruta.

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